30 Capitulo 19 - La manifestación del Rey de reyes y Señor de señores
Apocalipsis 19:11–13 (RVR60) Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. 12Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. 13Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS.
El regreso de Cristo a la tierra sigue el patrón de una procesión triunfal en la Roma antigua. Cuando un general regresaba victorioso de una campaña, él y sus legiones tenían el privilegio de desfilar por la Vía Sacra, la calle principal de Roma, que iba desde el foro hasta el templo de Júpiter en el monte Capitolino. Montado en un caballo blanco, el general cabalgaba al frente de sus tropas, seguido por carretas cargadas con el botín tomado de los pueblos conquistados y esclavos encadenados que iban a ser ejecutados o vendidos.
Otros pasajes de la Biblia, como en Zacarías 14, describen el retorno de Cristo a la Tierra.
Zacarías 14:3–4 (RVR60) Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. 4Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur.
Según la profecía de Zacarías, cuando Cristo vuelva, regresará al Monte de los Olivos, el mismo lugar desde el cual ascendió de regreso a los cielos, después de su ministerio terrenal. Entonces, el monte se partirá en dos, como evidencia del poder y de la autoridad del Señor. En Mateo 24, también se describe la Segunda Venida de Cristo.
Mateo 24:27–31 (RVR60) Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre. 28Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas. 29E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. 30Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. 31Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.
Tal como se evidencia en estos pasajes, la Segunda Venida de Cristo será un evento glorioso que todo el mundo verá, tanto creyentes como incrédulos. Mateo lo compara con un relámpago que cruza los cielos de un extremo al otro, iluminándolo todo. Esto será aun más dramático en vista de que antes de que ocurra, el sol y la luna se oscurecerán y las estrellas caerán del cielo.
Juan reporta que vio el cielo abierto, el cual dio paso al Señor montado en un caballo blanco. A diferencia del falso gobernante mundial, el Anticristo, Cristo es presentado aquí como el verdadero gobernante – se llamaba Fiel y Verdadero. Los títulos que se le adjudican aquí a Cristo son en relación al juicio que Él va a ejecutar. El viene a juzgar con justicia y a pelear con sus enemigos.
El nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo, habla de su gloria esencial como el eterno Hijo de Dios, respecto a la cual Él dijo que “nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre” (Lucas 10:22). El nombre, EL VERBO DE DIOS, nos recuerda que Él fue el que se hizo hombre y vino al mundo por primera vez para hacer la obra de la redención.
Sus ojos, descritos como llama de fuego, hablan del justo juicio que Él viene a ejecutar, mientras que las muchas diademas son un símbolo de su excelsa soberanía. La ropa teñida en sangre es una señal anticipatoria del gran derramamiento de sangre que está a punto de ocurrir, tal como también se anuncia en otros pasajes como los siguientes.
Isaías 63:2–4 (RVR60) ¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar? 3He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas. 4Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado.
Apocalipsis 14:19–15:1 (RVR60) Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. 20Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios.
Acompañando al Señor Jesús en su Segunda Venida vienen aquellos que se describen como los ejércitos celestiales.
Apocalipsis 19:14–16 (RVR60) Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. 15De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. 16Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.
Algunos comentaristas limitan estos ejércitos celestiales a la Iglesia, por el hecho de que sus miembros vienen vestidos de lino finísimo, blanco y limpio. Sin embargo, es muy probable que aquí también estén incluidos los ángeles santos.
Se dice que de la boca de Cristo sale una espada aguda que será usada para herir a las naciones y someterlas al gobierno y a la autoridad del Señor. El término griego utilizado para referirse a esta espada aguda transmite la idea de una espada más grande y más larga que otras espadas más comunes. La misma palabra se utiliza a veces para describir una jabalina – una espada lo suficientemente larga y delgada como para ser arrojada como una lanza. Esta imagen simboliza el hecho de que el gobierno de Cristo será un gobierno inflexible y absoluto, bajo el cual los hombres tendrán que someterse a los estándares justos de Dios.
En el versículo 15, se enfatiza una vez más la severidad del juicio por venir, con las palabras, y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Todo esto nos lleva a la conclusión de que el día del juicio será demasiado tarde para que los hombres esperen que Dios los trate con misericordia. Una vez que la gracia de Dios ha sido rechazada, lo único que le espera al hombre es el inflexible juicio de Dios. La severidad de la escena que se describe aquí refuta contundentemente el concepto popular de que Dios es un Dios que al final de cuentas, tratará a todo el mundo solamente con la abundancia de su amor. En realidad, el Señor quebrantará a las naciones con vara de hierro y las poseerá de un extremo al otro de la Tierra.
Apocalipsis 19:17–19 (RVR60) Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, 18para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes. 19Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército.
En esta escena llena de una brillantez que nos habla de la gloria de Dios, un ángel convoca a todas las aves que vuelan en medio del cielo… a la gran cena de Dios, en la cual podrán disfrutar de las carnes de todos los hombres y los caballos que conforman los ejércitos de la bestia y de los reyes de la tierra y que habrán de ser muertos en aquella batalla con la que intentarán ponerle resistencia al Señor y a su ejército.
Apocalipsis 19:20 (RVR60) Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre.
El Anticristo y el falso profeta son los primeros en ser lanzados al lago de fuego que arde con azufre, el cual se menciona de nuevo en Apocalipsis 20:15. Los impíos que mueren antes de este evento van al Hades, un lugar que también es de tormento, pero que no es el mismo lago de fuego. Luego, después de que hayan comparecido en el juicio del gran trono blanco, serán también lanzados al lago de fuego (Apo. 20:11-15). Este también es el lugar al cual será lanzado Satanás para tormento eterno, al finalizar los mil años del reino de Cristo en la tierra (Apo. 20:10).
Apocalipsis 19:21 (RVR60) Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.
La ejecución de los ejércitos opositores al Señor parece ser ejecutada mediante un acto poderoso por parte de Él y no por medio de la acción bélica de sus ejércitos. No hay evidencia alguna de que haya una lucha entre los dos ejércitos. Más bien, la derrota de los ejércitos del Anticristo es inmediata y contundente, en el mismo instante en que son confrontados por la presencia omnipotente de Cristo.
El regreso de Cristo a la tierra sigue el patrón de una procesión triunfal en la Roma antigua. Cuando un general regresaba victorioso de una campaña, él y sus legiones tenían el privilegio de desfilar por la Vía Sacra, la calle principal de Roma, que iba desde el foro hasta el templo de Júpiter en el monte Capitolino. Montado en un caballo blanco, el general cabalgaba al frente de sus tropas, seguido por carretas cargadas con el botín tomado de los pueblos conquistados y esclavos encadenados que iban a ser ejecutados o vendidos.
Otros pasajes de la Biblia, como en Zacarías 14, describen el retorno de Cristo a la Tierra.
Zacarías 14:3–4 (RVR60) Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. 4Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur.
Según la profecía de Zacarías, cuando Cristo vuelva, regresará al Monte de los Olivos, el mismo lugar desde el cual ascendió de regreso a los cielos, después de su ministerio terrenal. Entonces, el monte se partirá en dos, como evidencia del poder y de la autoridad del Señor. En Mateo 24, también se describe la Segunda Venida de Cristo.
Mateo 24:27–31 (RVR60) Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre. 28Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas. 29E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. 30Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. 31Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.
Tal como se evidencia en estos pasajes, la Segunda Venida de Cristo será un evento glorioso que todo el mundo verá, tanto creyentes como incrédulos. Mateo lo compara con un relámpago que cruza los cielos de un extremo al otro, iluminándolo todo. Esto será aun más dramático en vista de que antes de que ocurra, el sol y la luna se oscurecerán y las estrellas caerán del cielo.
Juan reporta que vio el cielo abierto, el cual dio paso al Señor montado en un caballo blanco. A diferencia del falso gobernante mundial, el Anticristo, Cristo es presentado aquí como el verdadero gobernante – se llamaba Fiel y Verdadero. Los títulos que se le adjudican aquí a Cristo son en relación al juicio que Él va a ejecutar. El viene a juzgar con justicia y a pelear con sus enemigos.
El nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo, habla de su gloria esencial como el eterno Hijo de Dios, respecto a la cual Él dijo que “nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre” (Lucas 10:22). El nombre, EL VERBO DE DIOS, nos recuerda que Él fue el que se hizo hombre y vino al mundo por primera vez para hacer la obra de la redención.
Sus ojos, descritos como llama de fuego, hablan del justo juicio que Él viene a ejecutar, mientras que las muchas diademas son un símbolo de su excelsa soberanía. La ropa teñida en sangre es una señal anticipatoria del gran derramamiento de sangre que está a punto de ocurrir, tal como también se anuncia en otros pasajes como los siguientes.
Isaías 63:2–4 (RVR60) ¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar? 3He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas. 4Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado.
Apocalipsis 14:19–15:1 (RVR60) Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. 20Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios.
Acompañando al Señor Jesús en su Segunda Venida vienen aquellos que se describen como los ejércitos celestiales.
Apocalipsis 19:14–16 (RVR60) Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. 15De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. 16Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.
Algunos comentaristas limitan estos ejércitos celestiales a la Iglesia, por el hecho de que sus miembros vienen vestidos de lino finísimo, blanco y limpio. Sin embargo, es muy probable que aquí también estén incluidos los ángeles santos.
Se dice que de la boca de Cristo sale una espada aguda que será usada para herir a las naciones y someterlas al gobierno y a la autoridad del Señor. El término griego utilizado para referirse a esta espada aguda transmite la idea de una espada más grande y más larga que otras espadas más comunes. La misma palabra se utiliza a veces para describir una jabalina – una espada lo suficientemente larga y delgada como para ser arrojada como una lanza. Esta imagen simboliza el hecho de que el gobierno de Cristo será un gobierno inflexible y absoluto, bajo el cual los hombres tendrán que someterse a los estándares justos de Dios.
En el versículo 15, se enfatiza una vez más la severidad del juicio por venir, con las palabras, y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Todo esto nos lleva a la conclusión de que el día del juicio será demasiado tarde para que los hombres esperen que Dios los trate con misericordia. Una vez que la gracia de Dios ha sido rechazada, lo único que le espera al hombre es el inflexible juicio de Dios. La severidad de la escena que se describe aquí refuta contundentemente el concepto popular de que Dios es un Dios que al final de cuentas, tratará a todo el mundo solamente con la abundancia de su amor. En realidad, el Señor quebrantará a las naciones con vara de hierro y las poseerá de un extremo al otro de la Tierra.
Apocalipsis 19:17–19 (RVR60) Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, 18para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes. 19Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército.
En esta escena llena de una brillantez que nos habla de la gloria de Dios, un ángel convoca a todas las aves que vuelan en medio del cielo… a la gran cena de Dios, en la cual podrán disfrutar de las carnes de todos los hombres y los caballos que conforman los ejércitos de la bestia y de los reyes de la tierra y que habrán de ser muertos en aquella batalla con la que intentarán ponerle resistencia al Señor y a su ejército.
Apocalipsis 19:20 (RVR60) Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre.
El Anticristo y el falso profeta son los primeros en ser lanzados al lago de fuego que arde con azufre, el cual se menciona de nuevo en Apocalipsis 20:15. Los impíos que mueren antes de este evento van al Hades, un lugar que también es de tormento, pero que no es el mismo lago de fuego. Luego, después de que hayan comparecido en el juicio del gran trono blanco, serán también lanzados al lago de fuego (Apo. 20:11-15). Este también es el lugar al cual será lanzado Satanás para tormento eterno, al finalizar los mil años del reino de Cristo en la tierra (Apo. 20:10).
Apocalipsis 19:21 (RVR60) Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.
La ejecución de los ejércitos opositores al Señor parece ser ejecutada mediante un acto poderoso por parte de Él y no por medio de la acción bélica de sus ejércitos. No hay evidencia alguna de que haya una lucha entre los dos ejércitos. Más bien, la derrota de los ejércitos del Anticristo es inmediata y contundente, en el mismo instante en que son confrontados por la presencia omnipotente de Cristo.