05 Daniel 9:25
Las primeras sesentainueve semanas
Daniel 9:25 (RVR60) Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.
¿Cuándo comienzan las setenta semanas?
La clave para la interpretación de este pasaje está en que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas. La fecha de inicio de las setenta semanas es crucial para la correcta interpretación de la profecía y para darle un cumplimiento que coincida con lo anunciado. El pasaje declara que el punto inicial de las setenta semanas se establece con la emisión de una orden para reconstruir a Jerusalén. Cuatro decretos han sido identificados en las Escrituras como posibles puntos de partida de las setenta semanas de Daniel:
- El decreto de Ciro El Grande para reconstruir el templo, (c. 538 a.C.) tal como se indica en 2 Crónicas 36:22-23 y Esdras 1:1-4; 6:1-5.
- El decreto de Darío, rey de Persia, confirmando el decreto de Ciro, (Esdras 6:6-12).
- El decreto de Artajerjes dado por carta a Esdras, el sacerdote y escriba (Esdras 7:11-26).
- El decreto de Artajerjes dado a Nehemías (Nehemías 1:1-7; 2:1-8).
Nehemías 2:2-3 (NVI) ¿Por qué estás triste? No me parece que estés enfermo, así que debe haber algo que te está causando dolor. Yo sentí mucho miedo 3 y le respondí: ¡Qué viva Su Majestad para siempre! ¿Cómo no he de estar triste, si la ciudad donde están los sepulcros de mis padres se halla en ruinas, con sus puertas consumidas por el fuego?
Cuando el rey le preguntó a Nehemías qué quería, él pidió específicamente autorización y recursos para regresar a Jerusalén y reconstruirla.
Nehemías 2:5 Si a Su Majestad le parece bien, y si este siervo suyo es digno de su favor, le ruego que me envíe a Judá para reedificar la ciudad donde están los sepulcros de mis padres.
El rey estuvo de acuerdo y la orden para la reconstrucción de Jerusalén fue dada. Según Nehemías 2:1, esto ocurrió en el mes de nisán del año veinte del reinado de Artajerjes.
Un análisis minucioso de los pasajes bíblicos relacionados a los decretos de reconstrucción en Jerusalén demuestra que solamente el último, dado a Nehemías, incluye específicamente obras de reconstrucción de la ciudad. Los tres primeros solo mencionan trabajos de restauración del templo, no de la ciudad.
El reporte recibido por Nehemías de parte de aquellos que vinieron a él desde Jerusalén indica que hasta ese momento, el muro de la ciudad y sus puertas aun yacían en ruinas. Este estado de destrucción se confirma en Nehemías 2:11-14, en donde se nos dice que tres días después de haber llegado a Jerusalén, Nehemías salió a inspeccionar las condiciones del muro y la destrucción era tal que no halló por dónde pasar con su cabalgadura. Para esto ya habían transcurrido alrededor de noventa años desde el primero retorno de cautivos que comenzaron a reconstruir el templo.
Artajerjes reinó desde el 465 hasta el 424 a.C. Por lo tanto, el año en que la orden para la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén fue dada es el 445 a.C. Este es el año que la mayoría de los académicos, tanto conservadores como liberales, aceptan como el punto de inicio de las setenta semanas de Daniel.
El versículo 25 divide las primeras sesentainueve semanas en dos períodos de tiempo: uno de siete semanas o cuarentainueve años (7 x 7) y otro de sesentaidós semanas o cuatrocientos treintaicuatro años (7 x 49).
Daniel 9:25 (RVR60) Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.
Aparentemente, desde el decreto de Nehemías y el inicio de la reconstrucción del muro tomó toda una generación para limpiar la ciudad de escombros y dejarla en buen estado. Esto bien podría corresponder a los primeros 49 años de la profecía. Luego, transcurrirían 434 años más para la realización del siguiente gran evento, el cual tiene que ver con el Mesías Príncipe.
Sir Robert Anderson, un predicador y abogado irlandés del siglo diecinueve hizo un estudio detallado de una posible cronología de las primeras sesentainueve semanas, comenzando con el decreto de Nehemías en el 445 a.C. y terminando con la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén en el año 32 d.C., poco antes de su crucifixión. Estos cómputos los presentó con lujo de detalles en su libro El príncipe que ha de venir, del cual Anderson publicó por lo menos diez ediciones, cada una de ellas con más información y mejores argumentos.
Los judíos acostumbraban utilizar un calendario de doce meses de 360 días cada uno y luego, insertar un decimotercer mes cuando fuera necesario corregir el calendario. La cronología del Diluvio, tal como se narra en el Libro de Génesis (Gén. 7:11, 24; 8:4), así como varias referencias que aparecen en Apocalipsis (Apo. 12:6, 13-14; 13:4-7) son algunos ejemplos del uso de años de 360 días en cálculos cronológicos en la Biblia. A este año de 360 días se le conoce como un año profético y es precisamente el que Anderson utilizó para sus cómputos.
Alva J. McClain en su libro La profecía de las setenta semanas de Daniel (Daniel’s Prophecy of the Seventy Weeks) concuerda con los cómputos cronológicos de Anderson.
“… El terreno está ahora despejado para el cómputo cronológico. Y esto se lo debo a la laboriosa investigación del difunto Sir Robert Anderson, cuyos resultados se presentan en su gran libro, El príncipe que ha de venir, una obra que a veces ha sido objeto de burla de los críticos, pero a la que nunca han respondido.
Para hallar el final de las sesentainueve semanas, primero debemos convertirlas a días. Ya que tenemos 69 semanas de siete años cada una y cada año tiene 360 días, la ecuación es la siguiente: 69 x 6 x 360 = 173.880 días. Comenzando con el 14 de marzo del año 445 a.C., este número de días nos lleva al 6 de abril del año 32 d.C. [1]
Con respecto a la fecha del 6 de abril del año 32 d.C. como el final de las primeras sesentainueve semanas, McClain ha escrito lo siguiente:
Sin intentar entrar en el claro pero intricado cálculo cronológico presentado por Anderson… debo simplemente declarar su conclusión de que el 6 de abril del año 32 d.C. fue el décimo de Nisán, aquel trascendental día en el que nuestro Señor, en cumplimiento de la profecía mesiánica, entró a Jerusalén montado en un “pollino de asna” y se ofreció a Sí Mismo como Príncipe y Rey de Israel.[2]
Estas cifras demuestran que entre el inicio de las setenta semanas en el 14 de marzo del año 445 a.C. (Neh. 2:1) y el final, el 6 de abril del 32 d.C. (el día de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, según Anderson) hay exactamente 173.880 días o 483 años proféticos de 360 días cada uno.
John F. Walwoord considera que el principal problema con la teoría de Anderson es el ubicar la muerte de Jesucristo en el año 32 d.C., ya que hasta el momento, la mayoría de los cronólogos del Nuevo Testamento la ubican uno o dos años antes. Sin embargo, hay que reconocer que aun existe mucha incertidumbre en cuanto al año exacto de la muerte de Cristo. De hecho, los estudios más recientes muestran una tendencia a considerar la posibilidad de una fecha más tardía de las fechas propuestas con anterioridad.
En resumidas cuentas, si las primeras sesentainueve semanas no concluyeron exactamente el día de la entrada triunfal del Señor a Jerusalén, lo más seguro es que concluyeron poco tiempo antes de su muerte, tal como el siguiente versículo de la profecía de Daniel lo anunció.
Daniel 9:26 (RVR60) Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.
La siguiente sección de este estudio se ocupará de la interpretación de este versículo.
[1] McClain, Alva J., Daniel’s Prophecy of the Seventy Weeks, 9th ed., 1962, p. 12.
[2] McClain, p. 20.