21 Capitulo - Daniel 7-1-8 - Vision de las cuatro bestias
La visión de las cuatro bestiasLos eruditos bíblicos conservadores están generalmente de acuerdo en que las cuatro bestias que aparecen en el Capítulo 7 de Daniel representan los imperios de Babilonia, Medo-Persia, Grecia y Roma. Estos son los mismos cuatro imperios representados en las diferentes partes de la imagen vista por Nabucodonosor en un sueño que el profeta Daniel también interpretó (Dan. 2).
Daniel 7:1–3 (RVR60) En el primer año de Belsasar rey de Babilonia tuvo Daniel un sueño, y visiones de su cabeza mientras estaba en su lecho; luego escribió el sueño, y relató lo principal del asunto. 2Daniel dijo: Miraba yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar. 3Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar.
La visión viene a Daniel alrededor del año 553 a.C., catorce años antes de la caída de Babilonia a manos de los persas. Daniel tenía alrededor de 68 años de edad. Nabonido, quien al momento era el rey titular de Babilonia, había designado a Belsasar como corregente mientras él estaba en campaña militar en Arabia.
En la visión, Daniel ve cuatro vientos del cielo que se debatían en una lucha en el gran mar, el cual, con base a la interpretación de otros pasajes, podría representar naciones o pueblos de la tierra. A lo largo del Antiguo Testamento el mar Mediterráneo es frecuentemente mencionado como “el gran mar”, por lo cual esta visión también parece indicar que los eventos descritos tendrán como escenario principal esa área geográfica.
Los vientos representan los poderes celestiales mediante los cuales Dios dirige a las naciones por sus cauces. De entre más de 120 referencias bíblicas del viento, más de la mitad están relacionadas con eventos y conceptos que reflejan la soberanía y el poder de Dios. Específicamente en el Libro de Daniel, el viento es generalmente usado para representar el poder soberano de Dios. Resulta significativo que se trate de cuatro vientos, lo cual podría simbolizar que los eventos aquí representados involucran a pueblos de todas las cuatro esquinas del mundo.
La primera bestia: Babilonia
Daniel 7:4 (RVR60) La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas fueron arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre.
Esta primera bestia representa el reino establecido por Nabucodonosor, o sea el imperio de Babilonia, también conocido como el imperio neo-babilónico. Esta bestia corresponde a la cabeza de oro de la imagen en el sueño de Nabucodonosor, la cual, como vimos en estudios anteriores, el mismo profeta Daniel la interpretó como el reino babilónico de Nabucodonosor (Dan. 2:38).
Daniel compara la bestia a un león con alas de águila – una combinación que resulta en una criatura realmente majestuosa. El león es comúnmente una representación del poder real – él es el rey de la selva. De igual manera, el águila es la soberana de las aves. Este león alado fue una figura importante en el imperio babilónico y su imagen guardaba la entrada de los templos y los palacios reales en Babilonia.
Daniel ve que al león le son arrancadas las alas y se le hace parar en sus patas traseras como si fuera un hombre y le fue dado corazón de hombre. La interpretación más común de esto es que se trata de una representación simbólica de la experiencia que Nabucodonosor tuvo, en la que fue humillado ante Dios, para que reconociera que a aunque él era un gran rey, después de todo no era más que un hombre. Su poder como de león era suyo solamente porque Dios así lo había querido.
Daniel 4:29–32 (RVR60) Al cabo de doce meses, paseando en el palacio real de Babilonia, 30habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? 31Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; 32y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere.
Algunos intérpretes bíblicos piensan que el hecho de que las alas le fueron arrancadas al león simboliza el deterioro que el imperio babilónico tuvo después de la muerte de Nabucodonosor.
La segunda bestia: Medo-Persia
Daniel 7:5 (RVR60) Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que del otro, y tenía en su boca tres costillas entre los dientes; y le fue dicho así: Levántate, devora mucha carne.
La segunda bestia indica que el siguiente imperio sería un imperio feroz y poderoso semejante a un oso, pero menos majestuoso que el anterior. El carácter violento de los guerreros medos se hace evidente en el siguiente pasaje del Libro de Isaías.
Isaías 13:17–18 (RVR60) He aquí que yo despierto contra ellos a los medos, que no se ocuparán de la plata, ni codiciarán oro. 18Con arco tirarán a los niños, y no tendrán misericordia del fruto del vientre, ni su ojo perdonará a los hijos.
El texto bíblico no da ninguna explicación de por qué la bestia se alzaba más de un costado que del otro, pero la mejor interpretación es que probablemente representa la disparidad existente en la alianza entre los medos y los persas, la cual, eventualmente derrotó a los babilonios. A pesar de haber surgido después, los persas llegaron a ser más numerosos y más poderosos que los medos, a quienes llegaron a absorber. Esta disparidad también se indica en la visión del carnero en Daniel 8.
Daniel 8:3 (RVR60) 3Alcé los ojos y miré, y he aquí un carnero que estaba delante del río, y tenía dos cuernos; y aunque los cuernos eran altos, uno era más alto que el otro; y el más alto creció después... 20En cuanto al carnero que viste, que tenía dos cuernos, éstos son los reyes de Media y de Persia.
Las tres costillas en la boca de la segunda bestia son probablemente una referencia a Media, Persia y Babilonia, como los tres componentes principales del nuevo imperio. Normalmente, un oso se alimenta de frutas, vegetales y raíces, pero cuando está hambriento, ataca a otros animales y a las personas para comer carne. Este oso de la visión tiene la orden de seguir adelante con su conquista y devorar mucha carne, lo cual obviamente se refiere a las conquistas que habría de realizar después de haber suplantado a Babilonia. En efecto, el imperio medo-persa perduró por más de 200 años, hasta que en el 336 a.C., apareció Alejandro Magno.
La tercera bestia: Grecia
Daniel 7:6 (RVR60) Después de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado dominio.
Esta bestia, la cual representa al imperio griego, posee la agilidad de un leopardo, pero con mayor velocidad aun, lo cual está representado por las cuatro alas de ave en sus espaldas.
Las cuatro cabezas se refieren obviamente a la dirección inteligente de la bestia y la diferencia de las otras bestias, las cuales tenían solamente una cabeza. Esto indica que el gobierno de ese tercer imperio se dividiría en cuatro facciones, lo cual en efecto ocurrió con el imperio griego, después de la muerte de Alejandro Magno.
Con la agilidad y la velocidad propias de un leopardo con alas, Alejandro Magno conquistó la mayor parte del mundo conocido, desde Macedonia (noroeste de Grecia) hasta Egipto hacia el sur y hasta la India hacia el oriente. En el Capítulo 8 de Daniel se describe de forma profética el meteórico surgimiento y dominio de Alejandro Magno. Pero estando en la cúspide de su carrera, Alejando Magno murió y cuatro de sus generales – Antígono, Tolomeo, Lisímaco y Seleuco – se dividieron el imperio y formaron cuatro reinos.
La cuarta bestia: Roma
Daniel 7:7–8 (RVR60) Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos. 8Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas.
La cuarta bestia aparece como un ser aterrador y temible por su gran poder, representado por los dientes grandes de hierro con los que devoraba y desmenuzaba todo a su paso de lo que quedaba de los tres imperios anteriores. Mientras que Alejandro Magno conquistó por medio de la agilidad y la velocidad de sus ejércitos, Roma en cambio, conquistó por medio de la violencia y la destrucción extremas. Alejandro Magno raras veces arrasaba los pueblos que conquistaba y más bien buscaba establecer en ellos la cultura griega. Roma, en cambio, no tenía ningún interés en el desarrollo de los pueblos que conquistaba. Lo importante era someterlos para que pasaran a formar parte del imperio y para esto, Roma destruía y mataba y vendía a cientos de miles de sus cautivos como esclavos.
El dominio de Roma, el cual comenzó con la toma de Sicilia en el 241 a.C., rápidamente se extendió por toda el área del Mediterráneo. En el 63 a.C., el general Pompeyo tomó la ciudad de Jerusalén, después de haber destruido lo que quedaba del imperio seléucida en Siria. En las décadas siguientes, Roma expandió su dominio hasta el sur de Gran Bretaña, Francia, Bélgica, Suiza y parte de Alemania. Ese crecimiento continuó gradualmente por cuatro siglos más, hasta alcanzar su cúspide en el siglo segundo de la era cristiana. Gradualmente también comenzó su declive en el siglo III, hasta que en el año 410 Roma fue saqueada por los visigodos. No fue hasta el año 1453 que el último gobernante romano o bizantino fue muerto y la ciudad de Constantinopla (Estambul) fue tomada por los musulmanes.
En la historia de Roma no hay nada que pueda corresponder a los diez cuernos de la cuarta bestia. En vista de otros pasajes proféticos como el Capítulo 2 de Daniel, los teólogos premilenialistas llegan a la conclusión de que los diez cuernos representan diez reinos que existirán simultáneamente en un futuro.
El cuerno pequeño que surge de entre los diez cuernos originales desplaza a tres de ellos y de él se dice que tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas. Esto indica que se trata de un hombre y que por lo tanto, los diez cuernos que lo preceden también son hombres que son reyes o gobernantes que de alguna manera están relacionados con el cuarto imperio representado por la bestia. Ese cuerno pequeño es aquel líder que al final de los tiempos habrá de convertirse en el gobernante mundial conocido como el Anticristo.