23 Capitulo 14-1-13 - Los santos victoriosos de la Tribulacio
Los santos victoriosos de la TribulaciónMientras que el Capítulo 13 se concentra en el Anticristo y el falso profeta, los personajes malignos que habrán de ejercer dominio y autoridad sobre el mundo durante la Tribulación, el Capítulo 14 se concentra en la victoria final de los santos de la Tribulación. Esta victoria tiene mayor realce aun, en vista del severo juicio que vendrá sobre aquellos que adoren la bestia y reciban su marca.
El contenido de este capítulo no representa un avance cronológico de los eventos sino que prepara el escenario para los eventos cruciales que se describen en los Capítulos 15 y 16 – los juicios de las copas. Mientras que para los impíos de la tierra se avecina juicio y destrucción, para los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús (v. 12), la victoria está garantizada.
Apocalipsis 14:1–6 (RVR60) Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente. 2Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas. 3Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra. 4Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; 5y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.
Los ciento cuarenta y cuatro mil mencionados en este pasaje son los mismos que ya fueron presentados en el Capítulo 7, al comienzo de la Tribulación. En aquel pasaje dice que estos son ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel (7:4) y que por el poder de Dios permanecerán seguros a lo largo de la Tribulación. Esto implica que cuando Jesucristo vuelva, estos entrarán al reino milenario sin haber ido antes al tercer cielo, como en el caso de los santos de la Iglesia. Este grupo selecto de israelitas se unirá victorioso al Señor sobre el monte de Sion al comienzo del reino mesiánico.
Sion es un nombre de origen antiguo utilizado para referirse a varios aspectos de Jerusalén, Judá e inclusive de todo Israel. También se usa como una referencia al pueblo de Dios. Desde los tiempos del rey David a Jerusalén también se le llamó Sion y en consecuencia, al monte en donde estaba el templo se le conoció como el monte Sión. En la actualidad, al monte que está al sur de la parte suroccidental de la antigua ciudad de Jerusalén se le llama el monte Sion. Allí están los sitios en los que tradicionalmente se cree que están la tumba de David, así como el aposento alto en donde tuvo lugar la Última Cena.
En el versículo 2 se añade la descripción de una voz proveniente del cielo que Juan escucha al tiempo que los ciento cuarenta y cuatro mil están sobre el monte Sion en la tierra. Lo más probable es que esta sea la voz de los mártires de la Tribulación, quienes de esta manera se unen a la victoria de los ciento cuarenta y cuatro mil al comienzo del reino. Tanto los santos que están en el cielo como los que están en la tierra han sido redimidos, o sea, comprados con la sangre de Cristo y están fuera del alcance de sus perseguidores – los que están en el cielo han sido librados por medio del martirio, mientras que los que están en la tierra han sido librados por medio de la protección especial de Dios.
El texto no ofrece ninguna explicación de lo que significa el hecho de que no se contaminaron con mujeres (v. 4). Algunos lo han interpretado como una referencia a que este grupo de creyentes se abstuvo de casarse en un período de tanta crisis, en el cual la vida matrimonial era imposible para una persona que quisiera mantenerse fiel a Dios a costa de todo. Otros, en cambio, lo han interpretado como una referencia a la pureza espiritual en la que estos se mantuvieron por haberse negado a participar de un sistema moralmente corrupto como el del Anticristo. Esta interpretación luce aun más probable, dado que enseguida a estos se les describe como los que siguen al Cordero por dondequiera que va y como personas en cuyas bocas no fue hallada mentira y son sin mancha delante del trono de Dios (v. 5).
En la siguiente parte de la visión, Juan ve un ángel en medio del cielo que viene a dar un anuncio a todos los moradores de la tierra.
Apocalipsis 14:6–7 (RVR60) Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, 7diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.
Aparentemente, este es otro ángel en la visión apocalíptica de Juan, ya que a lo largo de la misma se observa una sucesión de ángeles, tal como se describe en porciones de los Capítulos 8 y 10.
Apocalipsis 8:2–3 (RVR60) Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron siete trompetas. 3Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono.
Apocalipsis 10:1 (RVR60) Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.
El mensaje del ángel es el evangelio eterno en el sentido de que no está limitado por el tiempo sino que es para todos los tiempos. Algunos comentaristas consideran que el término evangelio incluye toda la revelación que Dios ha dado en Cristo y por lo tanto, solamente hay un evangelio que comprende varias fases de una misma verdad. Otros, en cambio, opinan que en la Biblia hay varios mensajes que podrían considerarse como evangelios o “buenas nuevas”, a pesar de que cada uno de ellos contiene un solo aspecto de la revelación divina. En el contexto de Apocalipsis 14, tal parece que el evangelio que trae el ángel no es el evangelio de la gracia para la salvación de los hombres sino que es la buena noticia de que por fin Dios está a punto de juzgar a los moradores de la tierra y establecer su justicia y su soberanía sobre el mundo. En este caso, el mensaje es el evangelio eterno, en vista de que la justicia de Dios es eterna.
A este ángel le sigue otro ángel, quien en términos inequívocos da el anuncio de un juicio culminante.
Apocalipsis 14:8 (RVR60) Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación.
En términos proféticos, Babilonia a veces se refiere a una ciudad, a veces a un sistema religioso y a veces a un sistema político. En cualquiera de los casos, el nombre está relacionado al carácter malévolo de la Babilonia de la antigüedad, el cual se constituye en el prototipo del poder del mundo que se opone a Dios. En el Capítulo 17 se le describe como BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA (v. 5). En el Capítulo 18 se le describe como la reina con la que han fornicado los reyes de la tierra (vv. 3, 7, 9). De tal manera que en el contexto del Libro de Apocalipsis, Babilonia aparece con una imagen que contrasta fuertemente con la de la nueva Jerusalén.
Es común la interpretación de que en relación a los eventos de la Tribulación, Babilonia se refiere a la ciudad de Roma o a la reconstrucción de la ciudad de Babilonia en el sitio histórico que ocupó la Babilonia de la antigüedad. Siendo que el pasaje que estamos estudiando tiene que ver con el final de la Gran Tribulación y los preparativos inmediatos para el reino milenario de Cristo, seguramente Babilonia se refiere literalmente a una ciudad, la cual está a punto de ser destruida.
Las naciones que participan de la corrupción moral promovida por Babilonia también participarán de la condenación y del juicio de Dios. Al igual que el anuncio dado por el ángel anterior, la promesa de juicio sobre el sistema representado por Babilonia es una buena noticia para la consolación de los santos que sufrirán intensa persecución en aquellos tiempos.
Ese mensaje de juicio es confirmado por un tercer ángel que viene a pronunciarse con gran voz.
Apocalipsis 14:9–11 (RVR60) Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, 10él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; 11y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre.
El juicio no será solamente a nivel de las naciones que participen de la corrupción de Babilonia sino que también será a nivel personal, ya que si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios. De la misma manera en que estas personas beben del vino de la fornicación espiritual, así también beberán del vino de la ira de Dios. Este vino ha sido vaciado puro, o sea que no ha sido diluido de manera alguna, dando así a entender que el juicio de Dios será sin ninguna gracia ni misericordia.
El tormento para estas personas no será temporal sino que continuará sin tregua por los siglos de los siglos, una frase que en el griego del Nuevo Testamento es la máxima expresión posible de eternidad. Como para enfatizar el carácter absoluto del castigo, se añade que ellos no tienen reposo de día ni de noche. Así como Dios extiende su gracia y su perdón absoluto a aquellos que confían en Jesucristo como su Salvador, así también la condenación y el castigo absolutos de Dios vendrán sobre aquellos que lo rechazan.
Los dos siguientes versículos nos muestran que la severa advertencia hecha a los que adoran la bestia es al mismo tiempo un consuelo para los que han puesto su fe en Cristo durante la Tribulación.
Apocalipsis 14:12–13 (RVR60) Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. 13Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.
A pesar de que muchos de ellos sufrirán el martirio y los demás tendrán que vivir huyendo y escondiéndose para salvar sus vidas, todos tienen la garantía de que es mejor sufrir de esta manera por guardar los mandamientos de Dios y la fe de Jesús que optar por la conveniencia de adorar la bestia. Todos los que durante la Gran Tribulación mueran firmes en el Señor, son bienaventurados y hallarán descanso. Así que es mejor morir a manos de la bestia que salvar la vida a cambio de adorarla