16 Capitulo 11-15-19 - La septima trompeta
La séptima trompetaTerminado el interludio que comenzó en Apocalipsis 10:1, el cual comprende las visiones del ángel con el librito y la de los dos testigos, la perspectiva de la narración regresa al cielo, en donde un ángel tocará la séptima y última trompeta de esta serie de juicios.
El séptimo ángel toca la trompeta
Apocalipsis 11:15 (RVR60) El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.
Las grandes voces en el cielo posiblemente pertenecen a la multitud de ángeles que rodean el trono de Dios, tal como se declara en Apocalipsis 5.
Apocalipsis 5:11 (RVR60) Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones…
Este gran clamor proclama el hecho de que el gran plan de Dios para la creación y la redención, por fin ha entrado en su fase final; el proceso de destrucción de los poderes terrenales antagónicos a Dios ya ha comenzado. El poder y el reino que hasta este momento sigue estando en manos de hombres corruptos y que durante el período de la Tribulación estará en las manos del Anticristo, finalmente pasará a manos de Dios, específicamente en la persona del Señor Jesucristo.
Mediante seducción y engaño, Satanás usurpó el dominio que Dios le había delegado al hombre, tanto así que la Biblia reporta tres ocasiones en las que Jesús llamó a Satanás el príncipe de este mundo. Inclusive, Satanás le declaró a Jesús que él estaba en capacidad para ofrecerle todos los reinos del mundo.
Mateo 4:8-9 (RVR60) Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.
Con el sonido de la séptima trompeta viene el anuncio de que los reinos del mundo usurpados por Satanás regresan a las manos de Dios y de su Cristo – su Mesías – Aquel a quien Dios envió no solamente para la salvación de los pecadores sino también para la vindicación del dominio y de la gloria de Dios. El hecho de que el reino pasará a manos de Dios es un tema frecuentemente mencionado en las profecías del Antiguo Testamento. Por ejemplo…
Daniel 2:44 (RVR60) Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre…
Daniel 7:13-14 (RVR60) Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. 14Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.
Zacarías 14:9 (RVR60) Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre.
A pesar de que el gobierno terrenal de Jesucristo durará solamente mil años, en efecto, a partir de entonces Él reinará por los siglos de los siglos. El reino de Dios continuará eternamente en los cielos nuevos y la tierra nueva, en donde jamás el control y la soberanía estarán en manos de nadie más que de Dios.
Los veinticuatro ancianos adoran a Dios
Apocalipsis 11:16-17 (RVR60) Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, 17diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado.
Estos veinticuatro ancianos fueron presentados por primera vez en el capítulo 4 y en aquella ocasión se presentó la hipótesis de que estos ancianos bien podrían representar la iglesia que fue arrebatada a los cielos inmediatamente antes del inicio de la Tribulación. Para más detalles, por favor, lea las notas al respecto que aparecen en el capítulo 1 de este estudio, Una visión del trono de Dios.
En esta escena los ancianos presentan sus alabanzas por la acción final de juicio que Dios y el Cordero están a punto de llevar a cabo, mediante la cual, Cristo – el Ungido de Dios – será el rey supremo sobre la tierra, en cumplimiento de lo anunciado en el Salmo 2, el cual es un salmo mesiánico.
Salmos 2:8-9 (RVR60) Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra. 9 Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás.
En dos ocasiones el v. 17 hace mención del poder de Dios. Una cuando se refiere a Dios como al Señor Dios Todopoderoso y otra cuando dice, has tomado tu gran poder. El poder de Dios se demuestra aquí tanto en el sentido de la autoridad como en el sentido de la habilidad para hacer su voluntad.
Justa retribución para todos
Apocalipsis 11:18 (RVR60) Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.
La ira de las naciones aquí nos recuerda la rebelión de las naciones en contra de Dios y de su Ungido anunciada en el Salmo 2.
Salmos 2:1-3 (RVR60) ¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? 2 Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo: 3 Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas.
Solamente que en el pasaje de Apocalipsis, ante la ira de las naciones viene la ira de Dios y llega el momento final en el que cada uno recibirá su justa retribución. La ira de los hombres es impotente; la ira de Dios es omnipotente. La ira de los hombres es malévola; la ira de Dios es santa. El momento del cumplimiento de lo anunciando en Salmos 2:4-5 y Apocalipsis 6:16-17 habrá llegado.
Salmos 2:4-5 (RVR60) El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos. 5 Luego hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira.
Apocalipsis 6:16-17 (RVR60) …Y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; 17porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?
En términos generales, el v. 18 habla de un tiempo en el que Dios dará a cada uno lo merecido. Al final, todos los que temen su nombre – desde el más pequeño hasta el más grande – serán recompensados. Y los que destruyen la tierra serán destruidos. En el griego del Nuevo Testamento hay un juego de palabras en el verbo “destruir” que aquí se utiliza. Esta palabra tiene un doble significado – “destruir por completo” y “corromper moralmente”. Obviamente, la implicación es que el juicio de Dios sobre aquellos que han llevado a la tierra a la depravación moral es que serán enviados a la condenación eterna, lo cual es destrucción más no aniquilación.
Dios muestra el arca de su pacto en el cielo
Apocalipsis 11:19 (RVR60) Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo.
Este versículo podría estar presentando una antítesis o contraposición entre el templo de Dios en el cielo y el templo de Dios en Jerusalén durante la Gran Tribulación (v. 1-2). A pesar de que el templo terrenal haya sido profanado por el Anticristo, su contraparte en los cielos refleja la justicia y la majestad de Dios. Ahora que la hora del juicio ha llegado, Dios descubre su templo celestial, dando así a entender que con el juicio el final ha llegado también.
El objeto más sagrado para Israel en la antigüedad era el arca del pacto en la que entre otras cosas, estaban las tablas de la ley. Pero el arca desapareció cuando los babilonios destruyeron Jerusalén en el siglo VI a.C. Mientras los israelitas tuvieron posesión del arca del pacto, las regulaciones ceremoniales vigentes impedían que el pueblo viera el arca mientras esta se encontraba en el tabernáculo o en el templo, ya que por mandato divino estaba detrás de varias barreras oculta a los ojos de todos en el Lugar Santísimo.
Este versículo de Apocalipsis nos muestra un cambio asombroso. Dios mismo abre las puertas del templo celestial y deja ver hasta lo más recóndito y muestra el arca como una señal de la manifestación de su justicia al final de los tiempos. Es significativo que aquí al arca no se le menciona simplemente como el arca del pacto sino como el arca de su pacto, enfatizando así la autoridad y la soberanía de Dios. Ahora es cuando Dios va a aplicarle su ley a la tierra.
De tal manera que cuando Juan vio el arca celestial en esta visión, contempló algo que ningún ojo humano había contemplado ni siquiera en su representación terrenal por varios siglos. No es de sorprender entonces que hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo, todas estas cosas, señales del juicio ineludible e implacable que está por comenzar.
Antes de que se presenten los detalles de ese juicio mediante el derramamiento de las siete copas en el capítulo 16, el texto de Apocalipsis nos muestra otros aspectos importantes relacionados al período de la Gran Tribulación y que preceden a la consumación final de los eventos. Aparte del derramamiento de las copas, lo cual ocurre en rápida sucesión, la narración no avanza cronológicamente desde este punto hasta el capítulo 19 con la Segunda Venida de Cristo. De tal manera que los eventos y las situaciones que se presentan a continuación se dan simultáneamente con los sellos y las trompetas
El séptimo ángel toca la trompeta
Apocalipsis 11:15 (RVR60) El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.
Las grandes voces en el cielo posiblemente pertenecen a la multitud de ángeles que rodean el trono de Dios, tal como se declara en Apocalipsis 5.
Apocalipsis 5:11 (RVR60) Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones…
Este gran clamor proclama el hecho de que el gran plan de Dios para la creación y la redención, por fin ha entrado en su fase final; el proceso de destrucción de los poderes terrenales antagónicos a Dios ya ha comenzado. El poder y el reino que hasta este momento sigue estando en manos de hombres corruptos y que durante el período de la Tribulación estará en las manos del Anticristo, finalmente pasará a manos de Dios, específicamente en la persona del Señor Jesucristo.
Mediante seducción y engaño, Satanás usurpó el dominio que Dios le había delegado al hombre, tanto así que la Biblia reporta tres ocasiones en las que Jesús llamó a Satanás el príncipe de este mundo. Inclusive, Satanás le declaró a Jesús que él estaba en capacidad para ofrecerle todos los reinos del mundo.
Mateo 4:8-9 (RVR60) Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.
Con el sonido de la séptima trompeta viene el anuncio de que los reinos del mundo usurpados por Satanás regresan a las manos de Dios y de su Cristo – su Mesías – Aquel a quien Dios envió no solamente para la salvación de los pecadores sino también para la vindicación del dominio y de la gloria de Dios. El hecho de que el reino pasará a manos de Dios es un tema frecuentemente mencionado en las profecías del Antiguo Testamento. Por ejemplo…
Daniel 2:44 (RVR60) Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre…
Daniel 7:13-14 (RVR60) Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. 14Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.
Zacarías 14:9 (RVR60) Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre.
A pesar de que el gobierno terrenal de Jesucristo durará solamente mil años, en efecto, a partir de entonces Él reinará por los siglos de los siglos. El reino de Dios continuará eternamente en los cielos nuevos y la tierra nueva, en donde jamás el control y la soberanía estarán en manos de nadie más que de Dios.
Los veinticuatro ancianos adoran a Dios
Apocalipsis 11:16-17 (RVR60) Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, 17diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado.
Estos veinticuatro ancianos fueron presentados por primera vez en el capítulo 4 y en aquella ocasión se presentó la hipótesis de que estos ancianos bien podrían representar la iglesia que fue arrebatada a los cielos inmediatamente antes del inicio de la Tribulación. Para más detalles, por favor, lea las notas al respecto que aparecen en el capítulo 1 de este estudio, Una visión del trono de Dios.
En esta escena los ancianos presentan sus alabanzas por la acción final de juicio que Dios y el Cordero están a punto de llevar a cabo, mediante la cual, Cristo – el Ungido de Dios – será el rey supremo sobre la tierra, en cumplimiento de lo anunciado en el Salmo 2, el cual es un salmo mesiánico.
Salmos 2:8-9 (RVR60) Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra. 9 Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás.
En dos ocasiones el v. 17 hace mención del poder de Dios. Una cuando se refiere a Dios como al Señor Dios Todopoderoso y otra cuando dice, has tomado tu gran poder. El poder de Dios se demuestra aquí tanto en el sentido de la autoridad como en el sentido de la habilidad para hacer su voluntad.
Justa retribución para todos
Apocalipsis 11:18 (RVR60) Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.
La ira de las naciones aquí nos recuerda la rebelión de las naciones en contra de Dios y de su Ungido anunciada en el Salmo 2.
Salmos 2:1-3 (RVR60) ¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? 2 Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo: 3 Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas.
Solamente que en el pasaje de Apocalipsis, ante la ira de las naciones viene la ira de Dios y llega el momento final en el que cada uno recibirá su justa retribución. La ira de los hombres es impotente; la ira de Dios es omnipotente. La ira de los hombres es malévola; la ira de Dios es santa. El momento del cumplimiento de lo anunciando en Salmos 2:4-5 y Apocalipsis 6:16-17 habrá llegado.
Salmos 2:4-5 (RVR60) El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos. 5 Luego hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira.
Apocalipsis 6:16-17 (RVR60) …Y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; 17porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?
En términos generales, el v. 18 habla de un tiempo en el que Dios dará a cada uno lo merecido. Al final, todos los que temen su nombre – desde el más pequeño hasta el más grande – serán recompensados. Y los que destruyen la tierra serán destruidos. En el griego del Nuevo Testamento hay un juego de palabras en el verbo “destruir” que aquí se utiliza. Esta palabra tiene un doble significado – “destruir por completo” y “corromper moralmente”. Obviamente, la implicación es que el juicio de Dios sobre aquellos que han llevado a la tierra a la depravación moral es que serán enviados a la condenación eterna, lo cual es destrucción más no aniquilación.
Dios muestra el arca de su pacto en el cielo
Apocalipsis 11:19 (RVR60) Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo.
Este versículo podría estar presentando una antítesis o contraposición entre el templo de Dios en el cielo y el templo de Dios en Jerusalén durante la Gran Tribulación (v. 1-2). A pesar de que el templo terrenal haya sido profanado por el Anticristo, su contraparte en los cielos refleja la justicia y la majestad de Dios. Ahora que la hora del juicio ha llegado, Dios descubre su templo celestial, dando así a entender que con el juicio el final ha llegado también.
El objeto más sagrado para Israel en la antigüedad era el arca del pacto en la que entre otras cosas, estaban las tablas de la ley. Pero el arca desapareció cuando los babilonios destruyeron Jerusalén en el siglo VI a.C. Mientras los israelitas tuvieron posesión del arca del pacto, las regulaciones ceremoniales vigentes impedían que el pueblo viera el arca mientras esta se encontraba en el tabernáculo o en el templo, ya que por mandato divino estaba detrás de varias barreras oculta a los ojos de todos en el Lugar Santísimo.
Este versículo de Apocalipsis nos muestra un cambio asombroso. Dios mismo abre las puertas del templo celestial y deja ver hasta lo más recóndito y muestra el arca como una señal de la manifestación de su justicia al final de los tiempos. Es significativo que aquí al arca no se le menciona simplemente como el arca del pacto sino como el arca de su pacto, enfatizando así la autoridad y la soberanía de Dios. Ahora es cuando Dios va a aplicarle su ley a la tierra.
De tal manera que cuando Juan vio el arca celestial en esta visión, contempló algo que ningún ojo humano había contemplado ni siquiera en su representación terrenal por varios siglos. No es de sorprender entonces que hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo, todas estas cosas, señales del juicio ineludible e implacable que está por comenzar.
Antes de que se presenten los detalles de ese juicio mediante el derramamiento de las siete copas en el capítulo 16, el texto de Apocalipsis nos muestra otros aspectos importantes relacionados al período de la Gran Tribulación y que preceden a la consumación final de los eventos. Aparte del derramamiento de las copas, lo cual ocurre en rápida sucesión, la narración no avanza cronológicamente desde este punto hasta el capítulo 19 con la Segunda Venida de Cristo. De tal manera que los eventos y las situaciones que se presentan a continuación se dan simultáneamente con los sellos y las trompetas