18 Daniel 2-31-45 - Cuatro reinos terrenales y el reino eterno de Dios
Cuatro reinos terrenales y el reino eterno de Dios
Una noche, el rey Nabucodonosor de Babilonia tuvo un sueño y amenazó con matar a sus consejeros si no adivinaban cuál había sido el sueño y cuál era su interpretación (Dan. 2:5-11). Alguien le dijo al rey que Daniel podría hacerlo, para lo cual Daniel le pidió al rey que le diera algo de tiempo. Después que Daniel hubo orado, Dios le reveló el sueño y su significado (Dan. 2:12-23).
El sueño del rey Nabucodonosor, cuya interpretación se da en este pasaje de la Escritura es importante porque provee la historia del mundo a lo largo de cuatro imperios gentiles sucesivos. Durante la fase final del cuarto imperio, todos los dominios terrenales serán destruidos y será establecido el reino de Dios, el cual perdurará para siempre.
Descripción del sueño de Nabucodonosor
Daniel 2:31–33 (RVR60) Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible. 32La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; 33sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido.
La estatua era de tamaño enorme y tenía un brillo extraordinario, lo cual le daba un aspecto imponente y temible. La cabeza de la estatua era de oro puro y de allí en adelante, el material de cada sección era menos valioso e impresionante, hasta llegar a los pies, hechos de una frágil combinación de hierro y barro cocido.
Daniel 2:34–35 (RVR60) Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. 35Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.
El hecho de que la piedra fue cortada, no con mano humana, indica su origen sobrenatural. Obviamente, la piedra fue lanzada con gran fuerza a la estatua, golpeándola en los pies y haciéndolos pedazos. Esto hizo que toda la estatua colapsara y en su caída quedara reducida a polvo, el cual fue arrastrado por el viento sin dejar ningún vestigio de la colosal estatua. Pero, en cambio, la piedra que destruyó la estatua creció hasta convertirse en un monte tan grande que llenó toda la tierra. Por grande y portentosa que haya sido la estatua, la piedra que la destruyó resultó ser mucho más poderosa y su tamaño tal que abarcó a todo el mundo.
Interpretación del sueño: El imperio babilónico
Daniel 2:36–37 (RVR60) Este es el sueño; también la interpretación de él diremos en presencia del rey. 37Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. 38Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro.
Según Daniel, el sueño mostraba un panorama histórico de la sucesión de cuatro imperios gentiles, representados por las diferentes partes de la estatua. El primer imperio, representado por la cabeza de oro puro, era el imperio liderado por el propio rey Nabucodonosor. Es decir que el primer imperio representado en la estatua es el imperio babilónico, sobre el cual reinó Nabucodonosor por 43 de los 66 años que duró, entre el 605 y el 539 a.C.
Babilonia, en lo que hoy en día es Irak, fue el reino más rico y poderoso de ese tiempo en el Medio Oriente. Su principal rey, el rey Nabucodonosor, sitió la ciudad de Jerusalén y llevó cautivos a muchos judíos, entre los cuales estaba el profeta Daniel, para que le sirvieran a él en su corte. Nabucodonosor también se llevó objetos y utensilios preciosos del templo de Dios.
Interpretación del sueño: Los imperios persa y griego
Daniel 2:39 (RVR60) Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra.
La Historia nos muestra que el siguiente gran imperio después del babilónico fue el imperio medo-persa, establecido por Ciro el Grande. Este es el imperio que en la estatua está representado por el pecho y los brazos de plata. Posiblemente, los dos brazos representan las dos partes de la alianza – Media y Persia – que hizo posible el establecimiento de este imperio dominó por aproximadamente 208 años (539-331 a.C.). En Daniel 7:5 este imperio está representado por un oso y en 8:20 por un carnero de dos cuernos.
Fue Ciro el Grande quien en el año 538 a.C. emitió un decreto permitiendo el libre retorno de los judíos a la Tierra Prometida, después de los años de cautiverio que habían pasado bajo el dominio de Babilonia. Muchos judíos regresaron a Jerusalén y reconstruyeron el templo (Esd. 1:2-4) y los utensilios sagrados que habían sido tomados por Nabucodonosor fueron traídos de vuelta a debido lugar y uso en Jerusalén (Esd. 1:7-11). Fue también durante el imperio persa que Nehemías fue gobernador de Judá y lideró la reconstrucción de los muros de Jerusalén (444-430 a.C.).
Daniel describió el segundo imperio como un reino inferior al de Nabucodonosor y sucesivamente la inferioridad de los siguientes imperios es expresada por el valor menor de los materiales de la estatua. Sin embargo, el imperio persa no fue inferior en tamaño, pues en efecto abarcó mucho más territorio que Babilonia. Se han propuesto muchas explicaciones para la inferioridad de los imperios subsiguientes, pero la mejor hasta ahora es que se trata de una inferioridad en el sentido moral. Con el paso de cada imperio, la condición general del mundo empeora debido al creciente aumento de la corrupción y los vicios, lo cual apunta al hecho de que la pecaminosidad de la humanidad seguirá aumentando hasta el final de la Historia. En efecto, la fase final del cuarto imperio descrito por Daniel – el imperio del Anticristo – alcanza un nivel de blasfemia, crueldad y maldad sin precedentes. Según esta profecía, los imperios del mundo no van hacia la utopía sino por el contrario, al caos y la destrucción.
Seguidamente, Daniel anunció un tercer reino de bronce representado por el vientre y los muslos de la estatua. Ese nuevo imperio fue Grecia. Alrededor del 332 a.C., los ejércitos del gran conquistador Alejandro Magno atacaron al imperio medo-persa y lo derrotaron en una serie de batallas y estableció un dominio que perduró por aproximadamente 185 años (331-146 a.C.).
Alejandro Magno dio inicio al proceso de helenización, lo cual es el esparcimiento de la cultura, el idioma y la religión griega en el mundo civilizado de ese entonces. Después de la muerte de Alejandro en el 323 a.C., sus generales lucharon entre sí por el poder y después de más de 40 años de guerra (323-280 a.C.), el imperio griego quedó dividido en cuatro áreas: Egipto (los Tolomeos), Siria (los Seléucidas), Macedonia (los Antigónidos), y Pérgamo (los Atálidos).
Por más de 150 años, los judíos estuvieron bajo el control de los Tolomeos o de los Seléucidas. Entre el 175 y el 163 a.C., el rey Seléucida, Antíoco IV Epífanes trató de obligar a los judíos a dejar de practicar la ley mosaica y las costumbres judías y a adoptar la cultura griega. En el 167 a.C., Antíoco profanó el templo judío sacrificando un cerdo en el altar al dios griego Zeus. En respuesta a esta agresión, un sacerdote judío llamado Judas Macabeo lideró una revolución, la cual triunfó y el templo fue purificado y re-dedicado en el 164 a.C. Esto es lo que todavía se conmemora con la fiesta anual de Januká – la fiesta de las luminarias.
Interpretación del sueño: El imperio romano
Daniel 2:40 Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo.
Las piernas de hierro de la estatua representan aquel imperio que dominó al mundo después de Grecia – el imperio romano. Nótese el gran énfasis que Daniel hace en la fuerza física y la violencia de este reino cuando dice que será fuerte como hierro y desmenuza, rompe y quebranta todo. Ciertamente, Roma gobernó a los pueblos con mano de hierro e hizo pedazos a todos los que osaron ponerle resistencia. El imperio romano unido dominó el mundo por aproximadamente 500 años (146 a.C. – 395 d.C.). En el año 63 a.C., el general romano Pompeyo conquistó Jerusalén y en el 37 a.C., Herodes el Grande fue nombrado rey de Judea. En el 27 a.C., César Augusto se convirtió en el primero emperador romano.
Durante su gobierno, Herodes el Grande amplió y embelleció las instalaciones del templo judío en Jerusalén y en algún momento entre los años 6 y 4 a.C., Jesús nació en Belén. Jesús fue crucificado y sepultado bajo la autoridad de Poncio Pilato, gobernador de Judea. Tres días después, Jesús resucitó de entre los muertos y fue visto por más de 500 personas. Era alrededor del año 30.
En el año 70, los romanos destruyeron la ciudad de Jerusalén y el templo judío. En la fase final de su historia el imperio romano se dividió en el imperio de oriente y el imperio de occidente. El último emperador del occidente gobernó hasta el 476 d.C., mientras que el lado oriental del imperio continuó hasta el año 1453 d.C. Algunos comentaristas han interpretado que las piernas de hierro de la estatua representan dicha división del imperio romano. Sin embargo, el texto bíblico no hace ninguna referencia específica al respecto.
Lo cierto es que el cuarto imperio desmenuzaría y quebrantaría todo. Teniendo en cuenta que cada uno de los imperios anteriores fue conquistado por otro, cuando Roma conquistó a Grecia, en efecto superó a todos los imperios que habían sido derrotados por Grecia.
Daniel 2:41–43 (RVR60) Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido. 42Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil. 43Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro.
Daniel enfatiza que los pies y los dedos de la estatua son en parte de barro cocido… y en parte de hierro para dar a entender que este será un reino dividido. Lo significativo de esta mezcla es que estos dos materiales no se adhieren bien el uno al otro – mientras que el hierro provee fortaleza, el barro cocido produce fragilidad. Esta imagen parece representar el intento de juntar dos materiales completamente distintos en una sola mezcla que resulta infructuosa, pues lo que hace es debilitar ambos pies de la estatua. La división del reino se acentúa aun más en el hecho de que no solamente las piernas y los pies son divisiones sino que cada pié se divide aun más en los dedos, en donde se hace más evidente la fragilidad de la mezcla del hierro con el barro cocido. Esto se indica claramente en los versículos 42-43 que en la Nueva Versión Internacional dicen de la siguiente manera:
Daniel 2:42-43 (NVI) Y como los dedos eran también mitad hierro y mitad barro, este reino será medianamente fuerte y medianamente débil. 43 Su Majestad vio mezclados el hierro y el barro, dos elementos que no pueden fundirse entre sí. De igual manera, el pueblo será una mezcla que no podrá mantenerse unida.
La forma en la cual sería constituido este reino incluiría una variedad de elementos que impediría que ese reino tuviera una unidad auténtica. La fase final de este cuarto imperio se caracteriza por una especie de confederación o alianza en lugar de ser un solo poder firmemente establecido. A pesar de que los pueblos aliados constituirán un solo reino, entre ellos prevalecerá una mezcla que no podrá mantenerse unida; serán un imperio pero nunca serán verdaderamente un mismo pueblo porque cada uno se aferrará a su propia identidad.
Obviamente, el número de los dedos de la estatua es diez, puesto que esta tiene forma humana. La visión que aparece en el capítulo 7 de Daniel confirma el número y la identificación de los dedos, ya que los académicos están de acuerdo en que las cuatro bestias del capítulo 7 corresponden a los mismos cuatro imperios representados en las partes de la estatua. En el capítulo 7, surgen diez cuernos de la cuarta bestia y este simbolismo corresponde a los diez dedos que surgen de la división del cuarto imperio de la estatua.
Daniel 7:7, 24 (RVR60) Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos… 24Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a tres reyes derribará.
Como puede apreciarse, Daniel 7:24 declara específicamente que los diez cuernos que salen de la cuarta bestia representan diez reyes, o sea diez reinos o naciones, de tal manera que podemos asumir que los diez dedos de los pies de la estatua significan lo mismo.
La conclusión es que poco tiempo antes de la Segunda Venida de Cristo, diez reinos o naciones se unirán para formar una coalición que surgirá de las ruinas del antiguo imperio romano. Ya que Roma es parte de Europa y la actividad de ese imperio se centró en Europa, es razonable asumir que esta región tendrá un rol importante en ese imperio futuro. En Daniel 7, el profeta dice que de este imperio vendrá aquel líder mundial malévolo de los días finales, comúnmente conocido como el Anticristo.
Interpretación del sueño: El establecimiento del reino eterno de Dios
Daniel 2:44–45 (RVR60) Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, 45de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación.
En este pasaje se declara específicamente que aquella roca que destruye la estatua y llena la tierra simboliza el reino de Dios que será establecido por Cristo en la tierra inmediatamente después de su Segunda Venida. Los pies de la estatua, entonces, representan aquel imperio terrenal que estará en el poder cuando Cristo vuelva. Ya que los pies y los dedos de hierro y barro cocido salen de las piernas de hierro que simbolizan el antiguo imperio romano, estos dos imperios están íntimamente relacionados. Evidentemente, aquel imperio futuro estará relacionado con la antigua Roma en el sentido de que en él participarán pueblos o naciones que formaron parte del antiguo imperio romano.
El reino terrenal de Dios será establecido en los días de estos reyes que constituirán el nuevo imperio romano de los últimos días. Ese es el significado de que la roca golpee los pies de la estatua causando su destrucción. Este nuevo reino no será jamás destruido como lo fueron todos los reinos anteriores que sucumbieron ante los ataques de otro reino con más poder. Cuando fueron derrocados, esos reinos pasaron a manos de otra gente, pero el reino de Dios no será dejado a otro pueblo. Ese reino permanecerá para siempre.