25 Capitulo 15 - Angeles con las siete copas
En los capítulos 15 y 16 de Apocalipsis llega a su punto culminante la secuencia cronológica de eventos que habrán de desembocar en la Segunda Venida de Cristo, la cual se describe en el Capítulo 19. De hecho, en orden estrictamente cronológico, el Capítulo 19 sigue inmediatamente después del Capítulo 16. Por esta razón, a la última serie de juicios se le menciona como las siete plagas postreras, o sea, las últimas, en vista de que a través de ellas se consumará la ira de Dios sobre la humanidad impía y sobre las dos bestias. Por eso son una señal grande y admirable.
Apocalipsis 15:1–2 (RVR60) Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios. 2Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.
El mar de vidrio seguramente representa la santidad y la majestad de Dios, en contraste con la corrupción que hay en el mundo. Este mar es similar al que aparece en Apocalipsis 4:6 y posiblemente se trata del mismo. El hecho de que el mar está mezclado con fuego indica que el juicio proviene de la santidad de Dios. Sin embargo, los santos de la Tribulación, muertos por causa de su fe, están de pie sobre aquel mar como un indicio de que la fidelidad del carácter de Dios es la que los sostiene. Ellos alcanzaron la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, porque se mantuvieron fieles a Dios hasta la muerte y ahora aparecen victoriosos en un lugar privilegiado con las arpas de Dios, para unirse al coro de los redimidos ante el trono de Dios.
Apocalipsis 15:3–4 (RVR60) Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. 4¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.
El primer canto – el cántico de Moisés – trae a la mente la fidelidad de Dios para con Israel y parece hacer eco de la liberación que Dios llevó a cabo por medio de Moisés, cuando el pueblo cruzó el mar Rojo. En aquella ocasión, liderados por Moisés, los israelitas atravesaron el mar con seguridad porque pasaron por el camino seco que Dios les abrió. En la visión de Apocalipsis, los mártires de la Tribulación aparecen seguros y victoriosos sobre un mar de vidrio y fuego, porque fueron liderados por un nuevo y mejor Libertador: Jesucristo. De allí el segundo canto – el cántico del Cordero – ya que por medio de su sacrificio, Él hizo posible la redención del pecado.
Apocalipsis 15:5–6 (RVR60) Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio; 6y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro.
La expresión, el templo del tabernáculo del testimonio, es una referencia al Lugar Santísimo que se encontraba en el centro de aquella estructura similar a una tienda de campaña levantada por los israelitas en el desierto, siguiendo exactamente el diseño dado por Dios mismo. Se le llama el tabernáculo del testimonio, porque allí estaban las tablas de piedra con los Diez Mandamientos, puestas dentro del arca del pacto, como recordatorio de los preceptos dados por Dios a su pueblo. El hecho de que de allí es que salen los siete ángeles que tenían las siete plagas, significa que los juicios que van a derramarse provienen de la santidad de Dios y por lo tanto, son justos.
El lino limpio y resplandeciente simboliza la acción justa por parte de los ángeles, quienes ciñen sus vestiduras alrededor del pecho con cintos de oro. Si el oro refleja la gloria de Dios, esto sería un indicio de que el juicio que los ángeles van a ejecutar será para la gloria de Dios. En cualquier caso, la vestimenta de los ángeles es consistente con la misión que van a cumplir de purificar la tierra.
Apocalipsis 15:7–8 (RVR60) Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos. 8Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles.
Estos cuatro seres vivientes ya habían aparecido antes en Apocalipsis 4:6 y cuando estudiamos ese pasaje concluimos que son representativos de los atributos o de las perfecciones de Dios.
El alcance impresionante y devastador que tendrán los juicios contenidos en estas siete copas de oro se enfatiza por el hecho de que estas están llenas de la ira de Dios, o sea que la ira de Dios ha llegado hasta el borde y está a punto de derramarse.
Después que los ángeles salieron del santuario, el templo se llenó por la gloria de Dios, indicando así la majestad de su presencia. Lo mismo ocurrió cuando se erigió el Tabernáculo en el desierto y cuando Salomón hizo la dedicación del Templo en Jerusalén.
Éxodo 40:34–35 (RVR60) Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo. 35Y no podía Moisés entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él, y la gloria de Jehová lo llenaba.
1 Reyes 8:10–11 (RVR60) Y cuando los sacerdotes salieron del santuario, la nube llenó la casa de Jehová. 11Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová.
El acceso al templo queda impedido hasta que se cumpla el juicio de las copas, lo cual reafirma el hecho de que los propósitos de Dios en cuanto al castigo se cumplen con la misma certeza con que se cumplen los propósitos de Dios en cuanto al perdón.